Sobre la confianza en el otro

La auténtica confianza es una responsabilidad afectiva que involucra lo luminoso y lo
sombrío del otro.

Cuando la confianza es ciega, es puro amor sin intelecto. Inocente como un niño, se
lastima fácilmente. Cuando por otra parte la confianza está sólo basada en los buenos
actos, se convierte en desconfianza muy fácilmente, tan sólo ante el primer hecho que
no entendemos. Es una confianza un poco mentirosa, porque no hay un salto de fe
verdadero, tan solo correspondencia. Si me dan un bien, respondo con un bien, y si me
dan un mal, sintonizo con un mal. Las relaciones basadas en este tipo de confianza son
muy estresantes ya que nos obligan a estar todo el tiempo controlando a los demás y a
su manera de ser o responder. En cambio, la verdadera y auténtica confianza es
aquella que es capaz de ver nuestras sombras y nuestras luces con amor y compasión,
sabiendo que somos imperfectos, y que como tales necesitamos de la mirada
constructiva del otro para mejorar como personas. Esta confianza consiste en poder
ver lo sombrío del otro sin por ello dejar de confiar en él y trasmitiéndole nuestra
visión para colaborar con su crecimiento. Solo podemos actuar de este modo cuando
somos capaces de actuar así con nosotros mismos y acobijarnos y relacionarnos
compasivamente con nosotros mismos frente a nuestras equivocaciones o faltas. Se
trata de una confianza con responsabilidad afectiva, comprometida en el desarrollo de
mi persona y de la persona del otro.

Abrir chat
¿Necesitas ayuda?
Hola, dime en qué puedo ayudarte...